Propuestas para aumentar
la competitividad del sector automovilístico europeo invirtiendo en
innovación, reduciendo la burocracia, potenciando la capacitación y
facilitando el acceso a los mercados extranjeros. Pero los fabricantes de automóviles también sufren los efectos de la crisis económica mundial. La demanda se contrae al mismo tiempo que la competencia se acrecienta, poniendo a prueba a las empresas en Europa y fuera de ella. Además, también se espera que los fabricantes respondan a la creciente demanda de coches más eficientes desde el punto de vista energético y más seguros.
Para poder superar todas estas pruebas, las empresas deben poner todo su empeño en la calidad y la innovación. Para facilitar su transformación, la Comisión ha propuesto una serie de medidas entre las que se incluyen las siguientes:
- invertir en tecnologías
para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la
contaminación y el ruido haciendo uso de los fondos de la UE y los
préstamos del Banco Europeo de Inversiones


y racionalizando los incentivos financieros - crear un mercado de consumo viable para los vehículos que utilizan combustibles alternativos (electricidad, hidrógeno y gas natural) desarrollando la infraestructura necesaria y elaborando una norma europea sobre los puntos de recarga eléctrica
- promover medidas de seguridad vial avanzadas, como los sistemas de transporte inteligentes
(ordenadores a bordo, tecnologías de sensores, servicios digitales, sistemas de comunicación, etc.) - reducir la burocracia y atajar las prácticas de competencia desleal en toda la UE
- facilitar el acceso de la industria a los mercados internacionales mediante acuerdos comerciales justos y equilibrados y más promoción, sobre todo en los países donde la demanda está en alza
- entablar negociaciones internacionales sobre normas comunes y de seguridad para los vehículos eléctricos y las baterías con las que funcionan
- mejorar la capacitación y la formación y prever las necesidades del sector en el futuro
- utilizar los fondos disponibles para financiar la investigación y la innovación de forma más eficaz, tanto a escala nacional como europea.
La estrategia aspira a invertir la caída de la fabricación aumentando su cuota del PIB, que pasaría del 16% actual a cerca de un 20% en 2020. La fabricación representa en estos momentos un 80% de las exportaciones de la UE.
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