“El Internet está acabando con este negocio”, dice de entrada al referir que, en su inicio como voceador, vendía alrededor de 150 ejemplares
Tijuana, Notimex libre acceso / ciberpasquinero
A Tello Martínez Miranda, un voceador de 58 años de edad, los avances tecnológicos lo colocaron en una disyuntiva: innovar para mantener la vigencia de su negocio, o sentarse a ver como su oficio es diluido por el Internet.
Activo como es en su diario vivir, desde las 5:00 horas, cuando se aposta en el crucero de la avenida Internacional y Calle Segunda, Martínez Miranda, encarnando al personaje de su creación, Pepe Nacho, hace peripecias para mantener su actividad.
En ningún momento se rehusa a platicar con los reporteros de Notimex, con quienes por el contrario, interactúa durante los más de 40 minutos de su plática, para dar pormenores de su oficio en el que se desempeña desde que tenía nueve años de edad.
“El Internet está acabando con este negocio”, dice de entrada al referir que, en su inicio como voceador, vendía alrededor de 150 ejemplares, en tiempos cuando en circulación estaban el matutino El Mexicano y los vespertinos El Heraldo y Baja California.
Ganancia de dos centavos“A mí me costaba seis centavos cada ejemplar y lo vendía en ocho, le ganaba dos centavos a cada periódico”, recuerda Pepe Nacho cuando habla de El Mexicano y en cuanto a los vespertinos, le costaban tres centavos y los vendía en cinco, la misma ganancia.
Eran los tiempos, dice con cierta nostalgia, cuando en Tijuana la moneda circulante era el dólar estadunidense, así que en la venta de 150 ejemplares, le quedaban alrededor de tres dólares, que era más o menos el sueldo promedio en la década de los 60.
Aunque la plática es con el personaje de Pepe Nacho, el voceador tijuanense no puede desprenderse de Tello, aquel niño que vivió en las inmediaciones de la zona del río, propiamente hablando, en las márgenes del río Tijuana, en la llamada Cartolandia.
“Ahí, a un lado del Puente México”, dice con nostalgia, cuando habla de ese puente que fue demolido en la década de los 70, justamente cuando se inició la canalización del río Tijuana y luego fue a vivir a la colonia México, donde aún reside.
En su mezcla del personaje y de Tello, Pepe Nacho rememora su niñez y evoca a sus progenitores, su papá oriundo de Jalisco y su madre nacida en Guanajuato, ambos que también se dedicaban a vocear periódicos.
Activo como es en su diario vivir, desde las 5:00 horas, cuando se aposta en el crucero de la avenida Internacional y Calle Segunda, Martínez Miranda, encarnando al personaje de su creación, Pepe Nacho, hace peripecias para mantener su actividad.
En ningún momento se rehusa a platicar con los reporteros de Notimex, con quienes por el contrario, interactúa durante los más de 40 minutos de su plática, para dar pormenores de su oficio en el que se desempeña desde que tenía nueve años de edad.
“El Internet está acabando con este negocio”, dice de entrada al referir que, en su inicio como voceador, vendía alrededor de 150 ejemplares, en tiempos cuando en circulación estaban el matutino El Mexicano y los vespertinos El Heraldo y Baja California.
Ganancia de dos centavos“A mí me costaba seis centavos cada ejemplar y lo vendía en ocho, le ganaba dos centavos a cada periódico”, recuerda Pepe Nacho cuando habla de El Mexicano y en cuanto a los vespertinos, le costaban tres centavos y los vendía en cinco, la misma ganancia.
Eran los tiempos, dice con cierta nostalgia, cuando en Tijuana la moneda circulante era el dólar estadunidense, así que en la venta de 150 ejemplares, le quedaban alrededor de tres dólares, que era más o menos el sueldo promedio en la década de los 60.
Aunque la plática es con el personaje de Pepe Nacho, el voceador tijuanense no puede desprenderse de Tello, aquel niño que vivió en las inmediaciones de la zona del río, propiamente hablando, en las márgenes del río Tijuana, en la llamada Cartolandia.
“Ahí, a un lado del Puente México”, dice con nostalgia, cuando habla de ese puente que fue demolido en la década de los 70, justamente cuando se inició la canalización del río Tijuana y luego fue a vivir a la colonia México, donde aún reside.
En su mezcla del personaje y de Tello, Pepe Nacho rememora su niñez y evoca a sus progenitores, su papá oriundo de Jalisco y su madre nacida en Guanajuato, ambos que también se dedicaban a vocear periódicos.
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